6 consejos para criar a un niño que sea optimista

  Categorías: Educación,
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10. mar'25

¿Sabías que los optimistas viven mucho más que el resto de la población mundial? Pero ser optimista no solo significa vivir una vida larga. Si consigues criar a un niño para que sea una persona feliz, le espera una mejor salud, así como una psique sana. Tenemos 6 consejos que harán que por tu casa también corra un pequeñito optimista.

No existe una fórmula perfecta para educar a un hijo, pero todos los padres siguen los consejos de los expertos, de sus padres, de sus amigos o de su propia intuición. Los niños que ven el vaso medio lleno en lugar de medio vacío lo tienen más fácil en la vida y además superan los retos con más confianza en sí mismos. ¿Quieres que tu hijo sea feliz y sonría felizmente como el sol? Sigue leyendo.

Quejarse no lleva a ninguna parte

Imagina la situación del atasco matinal cuando llevas a tus hijos al colegio o a la guardería. ¿Cuántas veces los pequeños te oyen quejarte de que nunca llegaréis a tiempo? O en otra situación: es sábado y sabes que tienes un mar de tareas por delante, además estás preparando una tarta para una fiesta de cumpleaños y tienes que hacer deberes con los niños. Una vez más, no tienes tiempo suficiente y los niños andan a sus anchas, así que no haces más que quejarte y criticarles. Te guste o no, centrarse en pensamientos negativos es un ejemplo clásico de pesimismo.

Cuanto más te quejes, más pensamientos y pautas de comportamiento similares transmitirás a tus hijos. Intenta modificar gradualmente el curso de los pensamientos y ver incluso las cosas desagradables de forma un poco más positiva. Puede que te encuentres en un atasco y no puedas llegar a la guardería a a tiempo, pero eso te da más tiempo para estar con tus hijos. Cuando los niños te entorpezcan en tus tareas, simplemente divídelas con ellos. Te liberarás de responsabilidades y los niños aprenderán que la casa no se limpia por arte de magia.

Sugerencia: Cada noche, antes de irse a la cama, habla con tus hijos y tu pareja de las cosas buenas y malas que han ocurrido durante el día y céntrate en lo bueno.

Distribuye las tareas con sensatez

Por supuesto, el mencionado reparto de las tareas domésticas y otros deberes también debe hacerse con sensatez. Es poco realista y, francamente, totalmente ineficaz encomendar a los niños multitud de tareas, desde hacer la cama hasta limpiar todo el cuarto del niño, mientras también tienen que lavarse los dientes y vestirse. Céntrate en una o dos tareas como máximo a la hora de dividir las tareas. Verás que los niños no se frustran por no cumplir los deseos de los padres, sino todo lo contrario. Si les das menos tareas de las que ocuparse, antes acudirán a ti para presumir de haberlo hecho.

Deposita un poco más de confianza en los niños y ellos te lo agradecerán y además sentirán que no han defraudado a sus padres, sino que les han hecho felices. Si quieres que tus hijos te ayuden en las tareas domésticas, piensa también qué tareas asignas a cada niño. Los niños de dos años pueden ordenar sus juguetes, los de tres ya pueden meter la ropa sucia en la lavadora y los de cinco pueden ayudarte a sacar la basura. No sobrevalores a tus hijos y trátalos como corresponde a su edad, incluso en las tareas domésticas.

Nino optimista educacion

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Arriesgarse vale la pena

Los niños no temen la vergüenza y el fracaso tanto como los padres, que naturalmente quieren proteger a sus hijos de experiencias desagradables.
Los niños están abiertos a probar cosas nuevas y entablan amistades con la misma rapidez con que aprenden cosas nuevas. Sin embargo, si les aterroriza patinar sobre hielo y no quieren caminar por el sendero sobre el río por nada del mundo, no les obligues, puede causarles un trauma.

No obstante, todo el miedo que experimenta un niño suele provenir de la mentalidad de los padres. Así que intenta relajarte un poco y deja que los niños se vayan a dormir a casa de un amigo, llévalos de excursión con el colegio sin ti de acompañante y, si quieren, deja que vayan al rocódromo y que hagan karting (y únete tú también, ya verás, será una experiencia genial). Merece mucho la pena por ver la felicidad y la alegría en los ojos de los niños.

La responsabilidad merece la pena

Enseña a los niños a ser responsables de sus palabras. Porque pueden herir mucho más de lo que parece en un principio. ¿Cuántas veces te ha pasado que un niño ha vuelto llorando del colegio o ha tenido una experiencia desagradable? No se puede volver atrás en el tiempo, pero sí se puede enseñar a los niños a reaccionar ante las cosas con perspectiva. Si sienten la necesidad de contestar inmediatamente a alguien, cálmales y explícales amablemente que primero tienen que pensar sus palabras antes de decirlas.

¿Le ha dicho un compañero de clase a tu hija que tiene el pelo ridículamente rizado o que es tan alta como una jirafa? En lugar de explotar de rabia, llorar o chivarlo a la profe, puede reaccionar así: "En primer lugar, no soy tan alta, ya crecerás tú también. Y segundo, no está bien decirle algo así a un amigo". En la mayoría de los casos, la otra parte se disculpará y tu hijo se sentirá bien por su comportamiento.

Los contratiempos y los fracasos forman parte de la vida

Los fracasos escolares pueden doler, sobre todo si tu pequeño infeliz está en primer curso y va por detrás de sus compañeros en alguna asignatura o deporte. Explícale que todos empezamos de alguna manera y que muchos de sus compañeros están igual. Recuérdale cómo a él le costaba leer y temía no aprender nunca, pero ahora lo hace muy bien.

Admite tus propios fracasos delante de tus hijos, escarba un poco en el pasado y admite que a ti tampoco se te daban muy bien las matemáticas al principio, pero que pronto mejorarán. Anima a tus hijos siempre que puedas y sé comprensivo con ellos. No recompenses el fracaso con gritos, sino con una palmadita amable y una charla.

Como educar a un optimista

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Prepara a los niños para la realidad

¿Te has mudado de ciudad y tu hijo ha tenido que cambiar de colegio? Es muy posible que tu esforzado alumno llegue a casa después del primer día de colegio y se queje de que no tiene amigos. No le des falsas esperanzas ni le digas que en su antiguo colegio también tenía muchos amigos, así que seguro que aquí encontrará alguno también. El optimismo tiene más que ver con el pensamiento realista que con el optimista, y cuantas más esperanzas pongas en un niño, más probabilidades hay de que se decepcione.

Así que prepara a tu hijo para las realidades del mundo, para que aprenda a enfrentarse a distintos retos. No le trates como si estuviera envuelto en algodones solo porque quieras protegerle de las trabas del mundo. Explícale a tu hijo o hija que es difícil mudarse a un sitio nuevo y empezar de nuevo y que las cosas llevan un poco más de tiempo. El niño entenderá esta explicación y, al cabo de un rato, te pedirá que lo lleves al parque infantil, donde podrá hacer nuevos amigos.

Seguro que también conoces a gente en tu barrio que siempre está de buen humor y a la que la vida le va bien. Asegúrate de que tus hijos también tengan una infancia feliz y una vida bonita llena de pensamientos optimistas.

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