Temporada otoñal de enfermedades: ¿cómo proteger a los niños de ellas?

  Categorías: Salud de los niños ,
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13. sep'24

En esta hermosa estación llena de color no sólo llega el otoño, sino también las enfermedades asociadas a él. Si combinamos un rápido cambio de tiempo, el comienzo del colegio o la guardería y el falso sol otoñal, la inmunidad debilitada está presente. ¿Cómo protegerse de los peligros de las enfermedades otoñales y qué hacer si el niño ya está enfermo?

Hay niños que sobreviven a la transición del verano al otoño y luego al invierno sin mocos ni tos, y los hay que enferman a la primera señal de frío. A pesar de que el otoño es una de las estaciones más bonitas, también viene acompañado de enfermedades que probablemente ningún niño pueda evitar en su infancia. ¿Por qué es así y cómo protegerse de estos peligros?

¿Por qué en otoño?

El hecho de que el número de enfermedades aumente durante el periodo de transición se debe al cambio de tiempo, pero no de la forma que se podría pensar. El consabido "estás resfriado porque fuera hace frío" es en realidad un mito. Los resfriados se deben a que, de repente, la gente pasa mucho más tiempo dentro de casa, donde los gérmenes se reproducen y propagan, debido también a la calefacción y al clima. Los niños, acostumbrados a pasar el verano al aire libre, de repente están encerrados en el colegio o la guardería la mayor parte del día y son mucho más propensos a entrar en contacto directo con compañeros y profesores, que pueden albergar bacterias y virus. Todos estos factores son, por tanto, los responsables de que el mito de los resfriados y la gripe debidos al frío haya tenido tanto éxito.

¿Sabes distinguir la gripe de un resfriado?

Puede que te sorprenda, pero no todo el mundo sabe distinguir entre la gripe y un resfriado, y todavía hay padres que consideran que la gripe no es más que otro nivel de resfriado. Sin embargo, lo cierto es que existen algunas diferencias entre estas enfermedades que merece la pena advertir y que, además, facilitarán el diagnóstico de la enfermedad y su posterior tratamiento. He aquí las diferencias más notables entre la gripe y el resfriado común:

  • Mientras que la gripe es una enfermedad vírica, la amigdalitis, es decir, el resfriado común, es infecciosa y en la mayoría de los casos se trata de una infección bacteriana.
  • La gripe tiene un inicio rápido, mientras que el resfriado común se manifiesta gradualmente.
  • La gripe va acompañada de fiebre, mientras que durante un resfriado la temperatura suele subir sólo ligeramente.
  • Los resfriados se manifiestan principalmente por dolor de garganta, mocos, estornudos y pueden dar lugar a amigdalitis purulenta. La gripe, por su parte, se manifiesta principalmente con dolores de cabeza, articulares y musculares.
  • Durante un resfriado, se siente una ligera falta de apetito; durante la gripe, es mayor y más prolongada.
  • No sólo es diferente la duración del tratamiento, que es considerablemente mayor con la gripe, sino también el método. La gripe no se trata con antibióticos, porque éstos no actúan sobre el virus de la gripe.

Enfermedades de otono prevención

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Prevención y fortalecimiento de lainmunidad

Tú también te preguntas cómo fortalecer la inmunidad de tu bebé cuando hay tantos factores de riesgo a su alrededor. La buena noticia es que se puede hacer, pero no es gratis. La clave es una dieta variada y sana, sin dulces innecesarios, conservantes ni productos con valor nutritivo nulo. La inmunidad empieza a formarse durante la ingesta de leche materna, pero continúa con las tomas. Asegúrate de que la dieta de tus hijos sea realmente variada y esté llena no sólo de fruta y verdura, sino también de productos lácteos de calidad y carne sin hormonas peligrosas innecesarias. Céntrate en los productores y proveedores locales e interésate por lo que pones en el plato de tu familia.

Por supuesto, con la alimentación no se acaba el refuerzo de la inmunidad. También es importante una higiene adecuada, pero no excesiva. Los entornos estériles y la abundancia de desinfectantes y agentes antibacterianos hacen más mal que bien. Por higiene adecuada se entiende lavarse las manos con regularidad al volver del colegio o después de ir al baño. Un poco de suciedad detrás de las uñas después de jugar en el patio está bien, no quieres que tu hijo crezca en un ambiente estéril donde la inmunidad no tiene oportunidad de fortalecerse.

La higiene y una dieta adecuada son algunos de los elementos básicos que reforzarán la inmunidad de tu bebé. Sin embargo, el ejercicio suficiente al aire libre también debe ser una cuestión de rutina, pero también durante las clases de educación física. Saca a tus hijos a pasear o a dar una vuelta en bici o patinete el fin de semana y todos fortaleceréis vuestra inmunidad. No olvides tampoco dormir bien por la noche, durante la cual se produce la hormona del sueño melatonina. Es durante el sueño cuando el cuerpo se recupera más rápidamente, así que no subestimes su poder.

El estrés también debilita la inmunidad y si crees que los niños no lo experimentan tanto como los adultos, te equivocas. Piensa detenidamente si tus hijos necesitan tantas actividades extraescolares que les quitan su valioso tiempo libre. Elige solo aquellas en las que tus hijos y tú estéis de acuerdo y olvídate del resto. Aunque es bueno que los niños tengan intereses fuera del colegio, no es bueno agobiarlos con actividades extraescolares cinco días a la semana. Dales mucho tiempo libre y alíviales de actividades estresantes que no son buenas para el sistema inmunitario.

Probióticos frente a antibióticos

Ocurre que, a pesar de todas las precauciones, un niño no evita un resfriado o una gripe. Si eres uno de esos padres que corren al médico al menor síntoma de enfermedad y exigen antibióticos, intenta replantearte esta actitud. ¿Le han diagnosticado gripe a su hijo y el médico insiste en no recetarle antibióticos? Deje que el médico te explique su decisión, que es la correcta.

Al fin y al cabo, los antibióticos sólo sirven para las infecciones bacterianas y, como hemos mencionado en la introducción, la gripe es una enfermedad vírica. Los antibióticos durante la gripe sólo los prescribe el médico cuando la enfermedad vírica se ha extendido hasta incluir bacterias. La gripe se trata principalmente con reposo honesto en cama, tés, vitaminas y probióticos. Un grupo especial es el COVID-19, que se trata con antivirales.

Los probióticos mencionados anteriormente se encargan de la producción de bacterias beneficiosas que ayudan a fortalecer el sistema inmunitario. Puedes encontrarlos no sólo en forma de comprimidos, sino especialmente en productos lácteos fermentados o verduras fermentadas. Los probióticos también se recomiendan como complemento del tratamiento con antibióticos, que destruyen estas bacterias buenas. El uso innecesario y, sobre todo, excesivo de antibióticos puede, a la larga, ser más perjudicial que beneficioso, porque el organismo crea tolerancia a ellos y, para cuando el bebé los necesite de verdad, ya no le harán efecto.

¿Quieres tener hijos sanos todo el año y evitar que enfermen en el periodo de transición? Asegúrate de hacer mucho ejercicio, respirar aire fresco y seguir una dieta sana, no te olvides de la prevención y quédate en casa con tus hijos el tiempo que su salud requiera si caen enfermos. Su salud te lo recompensará no solo ahora, sino también en el futuro.