Pesadillas: ¿por qué tienen pesadillas los niños y cómo evitarlas?

  Categorías: Salud de los niños ,
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14. feb'25

Despertarse con niños llorando o incluso gritando puede asustar bastante a los padres. Lo cierto es que casi todos los niños tienen pesadillas. Con el tiempo tienden a remitir o a desaparecer por completo, pero pueden atormentar a algunos niños durante mucho tiempo. ¿Qué causa las pesadillas en los niños? ¿Y hay alguna forma de librarse de ellas de una vez por todas?

Nadie desea tener pesadillas, sino todo lo contrario. Al fin y al cabo, no en vano a los niños se les desean dulces sueños a la hora de dormir. Según los expertos, las pesadillas empiezan a aparecer ya en la primera infancia, pero, afortunadamente, hay formas eficaces de calmar a los niños incluso antes de acostarse. Descubre qué puedes hacer para ahuyentar los malos sueños y reducir notablemente las noches en que los bebés se despiertan llorando y asustados.

Parte del desarrollo del cerebro

Las pesadillas en la infancia son muy similares a las que experimentan los adultos. Son sueños aterradores que perturban a la persona y pueden perseguirla mucho después de despertarse. Las pesadillas se producen durante la fase REM del sueño, que va acompañada de movimientos oculares rápidos. En los niños, ocurre unos 60-70 minutos después de dormirse; en los adultos, entramos en la fase REM unos 90 minutos después de quedarnos dormidos.

Según los psicólogos clínicos, las pesadillas forman parte del desarrollo del cerebro. Éste es muy intenso en la primera infancia y las pesadillas son un aspecto normal del desarrollo del córtex gris. Aún hoy, los científicos no saben cuándo empiezan a soñar los niños. Algunos afirman que los bebés sueñan a partir del sexto mes, otros se inclinan por la teoría de que los bebés sueñan sólo a partir de los 3 años. Probablemente no sabremos la verdad tan pronto, ya que los bebés no pueden expresar cómo han dormido ni si han soñado algo mientras dormían.

Sin embargo, la falta de investigación no cambia el hecho de que los sueños desagradables pueden tener un efecto realmente negativo en los niños, sobre todo si el niño aún no es capaz de distinguir entre sueño y realidad. Además, pueden ser bastante frecuentes en niños de 3 a 6 años. Según las investigaciones, hasta el 50% de los niños de esta edad sufren pesadillas.

Pesadillas ninos

Estrés, vivencias y medicación

Aunque las pesadillas son frecuentes en los niños, hay factores que pueden aumentar su frecuencia:

  • Estrés y/o ansiedad: Los niños pueden estresarse por cosas aparentemente mundanas, como ir de compras a un nuevo centro comercial, ver su primera película de acción o visitar a un compañero o compañera de clase. El desencadenante del estrés o la ansiedad en la infancia suele ser algo que no la provocaría en un adulto, por lo que no hay que comparar los factores estresantes infantiles con los de los adultos.
  • Traumatismos: Un accidente de coche, una inundación, una granizada, una fractura, la pérdida de un ser querido o de una mascota... cualquier acontecimiento traumático puede desencadenar una avalancha de pesadillas.
  • Miedo a algo que los niños han visto u oído: Por mucho que intentes proteger a tus hijos de las cosas traumáticas, siempre encontrarán la manera de llegar a ellas. Las pesadillas pueden estar provocadas por una historia aparentemente inocente en un libro infantil, una foto que han visto accidentalmente en el periódico o en un monitor, o una escena de una película que no estaba pensada para los ojos de los niños.
  • Condiciones de salud: las condiciones de salud que dificultan el sueño pueden contribuir a las pesadillas. Los diversos dolores que experimentan los niños por la noche, así como la apnea del sueño, los problemas respiratorios o la enuresis, también pueden provocar pesadillas.
  • Medicamentos: algunos medicamentos también pueden aumentar la frecuencia de los terrores nocturnos, independientemente de que estén pensados específicamente para el paciente infantil.

¿Cómo ahuyentar los malos sueños?

Los malos sueños no pueden evitarse en el 100% de los casos, pero como progenitor puedes hacer todo lo que esté en tus manos para decir adiós a las pesadillas infantiles de una vez por todas. Prueba estas técnicas:

  • Establece una rutina de sueño saludable para tus hijos: Asegúrate de que tu hijo se acuesta a la hora adecuada, tiene una rutina de sueño constante y no lo acuestas extremadamente cansado. Puedes leer más sobre la higiene del sueño y el establecimiento de una rutina de sueño en este artículo.
  • Controla el uso de las tecnologías: los niños de hoy en día están creciendo con la tecnología y pueden encontrar YouTube, Instagram o Tiktok y ver diferentes vídeos en una tableta o un teléfono móvil a una edad temprana. Presta atención a lo que tus hijos ven en Internet, sobre todo justo antes de acostarse. Los vídeos llenos de acción, de miedo o estresantes pueden provocar pesadillas.
  • Identifica los desencadenantes del estrés: Pregunta incluso a los niños pequeños qué les molesta durante el día, cómo se sienten en tal o cual situación y qué están experimentando. El niño se desahogará durante la conversación y no tendrá que cargar con emociones desagradables mientras duerme. Tal vez el estrés esté causado por la oscuridad y la soledad. En ese caso, una luz tenue y la presencia de su juguete favorito pueden ayudar al niño.
  • Habla de los cambios en la vida: Y con esto no nos referimos solo a grandes cambios como el nacimiento de un hermano, una mudanza, el comienzo del colegio, etc. Un cambio en la disposición de los muebles o un nuevo tipo de cereales también pueden estresar a un niño. Habla a los niños de estos cambios de forma positiva y no como algo malo.

No ignores las pesadillas

¿Se ha despertado tu hijo tras una pesadilla y quieres calmarle lo antes posible? No empieces diciéndole que no pasa nada y que sólo ha sido un mal sueño. Coge a tu hijo en brazos y pregúntale exactamente qué ha soñado y cómo se siente. Ayúdale a superar la pesadilla buscando formas de escapar del monstruo, de salir de la cueva o de evitar caer desde una gran altura (¿y si hay una manta enorme esperándoles en el suelo y caen en ella como una nube?).

Puede que muchos niños no sean capaces de expresar con palabras exactamente lo que han soñado. Sugiéreles que dibujen el mal sueño y, si los niños están de acuerdo, podéis quemar el dibujo y fingir que la pesadilla se ha ido para siempre y no volverá. Los niños son juguetones, tienen una imaginación infinita y creerán que las pesadillas pueden ser vencidas con un bien real.

Pesadillas y terrores nocturnos

Todo el mundo ha oído hablar de las pesadillas, pero ¿conoces el término terrores nocturnos? No se trata de un sinónimo, sino de un diagnóstico independiente, típico sobre todo para los niños en edad preescolar. A diferencia de los sueños, se produce 2-3 horas después de quedarse dormido, es decir, no durante la fase REM. Sin embargo, hay varias diferencias entre la pesadilla y los terrores nocturnos (también llamados sustos nocturnos).

De una pesadilla, lo más probable es que los niños se despierten y puedan contar a sus padres lo que han soñado. En cambio, de los terrores nocturnos solo sabrán porque tú se lo cuentas. Los terrores nocturnos rara vez afectan a adolescentes y adultos y son típicos de niños de 1 a 12 años.

Para los padres (y otros testigos), observar a un niño que sufre terrores nocturnos es muy perturbador y realmente atemorizante. Un niño que empieza a sufrir terrores nocturnos suele sentarse en la cama y empezar a moverse sin control, gritar, llorar, mirar fijamente hacia delante y sudar. Todos los signos de los terrores nocturnos sugerirán que el niño está despierto, pero no es así. Una vez superado este episodio, el niño vuelve a tumbarse y duerme plácidamente.

Un episodio de terrores nocturnos puede durar 5 minutos, pero también puede durar 20 minutos y, en casos extremos, una hora. Al igual que ocurre con las pesadillas, no está claro qué causa los terrores nocturnos. Podría tratarse de fatiga excesiva, patrones de sueño irregulares o complicaciones en la salud, como fiebre durante la gripe, síndrome de piernas inquietas o apnea del sueño, que también pueden provocar pesadillas. También se cree que los terrores nocturnos son hereditarios y se dan con más frecuencia en niños cuyos padres sufren o han sufrido ellos mismos sonambulismo y terrores nocturnos.

Los padres están de acuerdo en que los terrores nocturnos suelen "visitar" a los niños después de una sobrecarga física y/o emocional, independientemente de la emoción que esta sobrecarga evoque. Puede tratarse de un entrenamiento deportivo exigente, pero también de una agradable celebración de cumpleaños con un grupo de amigos. En el caso de los niños más pequeños, el desencadenante puede ser una siesta no realizada por la tarde o una mayor dosis de leche antes de dormir. Puesto que no está claro qué causa los terrores nocturnos, tampoco existe un tratamiento específico para ellos. Los padres de niños que sufren terrores nocturnos han intentado todo lo posible para detenerlos. La mayoría de las veces, ayuda lo siguiente:

  • Coger al niño en brazos, acurrucarse junto a él y simplemente abrazarle. Sin embargo, esta técnica no sirve para todos los bebés, y para muchos provoca todo lo contrario. Cuando tu bebé empiece a gritar aún más después de que lo toques, suéltalo y espera a que pase el episodio.
  • Cántale una nana o su canción favorita, o cuéntale un cuento. Una voz familiar y tranquilizadora puede ayudar a ahuyentar los terrores nocturnos.
  • Lleva al bebé al baño y deja que haga pipí. Un niño que sufre terrores nocturnos puede hacer esto incluso dormido, y sin saber por qué, es esta "excursión" la que funciona para muchos niños.

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