Vivimos deprisa. De las vacaciones de verano llenas de actividades hemos pasado sin problemas al curso escolar, repleto de actividades extraescolares además de las obligaciones escolares, y pronto llegarán las Navidades llenas de ajetreo. Cuanto más se apañan los niños, más éxito tienen a ojos de los adultos, pero lo mismo ocurre con los padres. Pero a veces merece la pena bajar el ritmo, ser conscientes del momento presente y disfrutar al máximo de los momentos en familia. ¿Necesitas un manual? Tenemos uno para ti.
Vivir deprisa suele ser signo de éxito y riqueza. Sin embargo, también se dice: "Despacio se llega más lejos". Después de unas vacaciones agitadas con muchas actividades, los niños (y con ellos, los padres) se han lanzado de lleno al torbellino de las responsabilidades escolares diarias. De la escuela a las actividades extraescolare, luego rápidamente a casa a hacer los deberes, a la cama y al día siguiente otra vez lo mismo. Enseña a los niños que la vida no tiene por qué ser sólo rápida y que también pueden encontrar la magia en las actividades lentas.
La magia de los momentos lentos
Alguien se ralentiza cuando prepara el café, otro cuando trabaja en el jardín. Muchas personas pueden olvidarse del rápido paso del tiempo mientras hacen senderismo, y otras sólo pueden "desconectar" mientras duermen. Además, el ajetreo actual ni siquiera nos anima a ir más despacio. Todo es rápido, instantáneo, los resultados deben verse de inmediato y nadie puede permitirse el lujo de esperar.
Pero los niños deben saber que incluso las actividades lentas tienen su encanto y son tan importantes como las rápidas. Un subidón de adrenalina en un patinete nuevo es estupendo, como lo es una carrera en la piscina o un torneo de fútbol. Pero las actividades lentas, en las que la atención no se centra sólo en el resultado sino también en el proceso, ocupan un lugar importante en la vida de niños y adultos por igual. Aprende a disfrutar de la magia del momento presente junto a tus hijos, ralentiza el ritmo y saboread juntos los momentos en actividades que no se pueden hacer deprisa.
Descubre la magia de la jardinería
Las flores, hierbas, verduras y frutas crecen a su propio ritmo y te costará encontrar la forma de acelerar el proceso. Adáptate a las plantas con tus hijos y baja el ritmo también en su compañía. Si aún no tienes jardín, al menos construid juntos un bancal elevado o inspírate en la casa de jardineros de Smoby. Los niños no necesitarán mucho para empezar. Sólo necesitan una maceta, en la que pueden sembrar o plantar lo que quieran.
La jardinería requiere tiempo. A todas las plantas, ya sean ornamentales o utilitarias, hay que dedicarles ese tiempo y añadirles cuidados. Cuando trabajan en el jardín, los niños van más despacio, inspeccionan cuidadosamente cada planta, recortan las hojas innecesarias, la riegan y observan el proceso de crecimiento, floración y maduración de los frutos. La jardinería puede convertirse en un pasatiempo maravilloso y en un ritual que relaja a toda la familia.
Haz tu propio ramo
¡Y del huerto directamente a la mesa! Pero no se trata de las frutas y verduras que cultivas, sino de las hermosas flores que alegran cualquier hogar y crean un ambiente acogedor. Hoy en día son muy populares los ramos hechos con lego, que, a diferencia de los vivos, duran para siempre. También puedes hacer ramos con pétalos de tela con tus hijos. La floristería Flower Market de Smoby también ayudará a los niños a ir más despacio. Nadie puede hacer un bonito ramo a la velocidad del rayo.
Al atar ramos, es necesario pensar qué flores combinan entre sí no sólo en color y forma, sino también en cuidados similares. Al crear ramos de tela en la floristería Flower Market, los niños disponen de hasta 47 pétalos de tela, 8 tallos de plantas largos y 8 cortos, 16 sellos para unir las flores, 2 floreros, 2 probetas, 3 bolsas de papel con puntas para envolver los ramos y pegatinas para decorar. El juego de 104 piezas para pequeños floristas atrapará también los corazones de los padres, así que prepárate para pasar un rato maravilloso en compañía de niños y flores.
Y hornead golosinas juntos
Al igual que en jardinería, el tiempo se ralentiza durante un rato al hornear. Lo importante no es sólo el resultado, sino también el proceso. Al hornear (y cocinar), hay que seguir la receta paso a paso y no olvidarse de nada. Abre una panadería casera, una pastelería o un restaurante con tus hijos y poneos manos a la obra. La popular marca francesa Smoby, que ofrece no sólo cocinas infantiles sino también pastelerías infantiles lúdicas con recetas, puede ayudarte a conseguirlo.
Enseña a tus hijos que la comida deliciosa no aparece en la mesa sin más, sino que hay mucho esfuerzo y tiempo detrás. No hace falta que te decidas enseguida por la receta más difícil. Basta con hacer postres sencillos con tus hijos, que puedes tomar con calma. Los libros de cocina Chef juguetón de Smoby son perfectos para ello. Y como en las actividades anteriores, recuerda disfrutar de todo el proceso, ralentizando sobre la marcha y disfrutándolo al máximo.
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Termina el día con un juego de mesa
Los juegos de mesa pueden ser (y a menudo son) ruidosos, trepidantes y caóticos. Pero no siempre tiene por qué ser así. Las torres plegables, los juegos de memoria, los juegos del mikado o los rompecabezas requieren concentración, y jugar a ellos no es muy rápido. Estos juegos enfatizan la paciencia o el pensamiento lógico, pero también hay que poner en juego otras habilidades.
Apaga la tele, pon música, saca el juego de mesa y disfrutad de estar presentes los unos con los otros, sin que os interrumpan el ritmo trepidante de las redes sociales, las películas de acción u otras distracciones. Al principio puede resultar aburrido para los niños, pero demuéstrales que también es una forma de pasar el tiempo libre y que los juegos sociales están lejos de ser de la edad de piedra.
Deja las prisas al menos por un momento y aprende a ir más despacio con tus hijos. Hacer actividades lentas regenerará no sólo el cuerpo, sino también la mente, y los niños aprenderán desde pequeños que en la vida no todo son prisas. Empieza el día preparando juntos el desayuno y termínalo con una rutina nocturna lenta que refuerce el vínculo de toda la familia.